La parte esencial de esta tradición sucede en la noche del 1 y 2 de noviembre de cada año, con la velación de los muertos en los panteones de la isla de Janitzio y en las poblaciones ribereñas de los lagos de Pátzcuaro y Zirahuén. Es un acto centenario y colorido por las múltiples ofrendas iluminadas con millares de velas de cera, y es reconocido por la UNESCO desde 2003 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La tradición indígena original ya ha sido apropiada por la población mestiza de las ciudades michoacanas, donde se recrea la costumbre pública de honrar a los difuntos. En diversos ámbitos artísticos y sociales, cada año se realizan concursos de recreación de las ofrendas de muertos tradicionales y de creación libre inspirada en la tradición.
En Morelia y otras ciudades, se realiza un Festival Cultural de la Muerte, en el que durante todo el mes de noviembre hay exposiciones artísticas en galerías, museos y casas de cultura, con exposiciones de artes plásticas, música, teatro, danza, literatura, así como conferencias y artes visuales: cine y videos relativos al tema de la muerte.
Foto: Panteón de la Isla de Janitzio.