Fundado en el siglo XVIII El Oro creció de manera inesperada gracias a la fama de sus minas, como La Esperanza, El Consuelo o La Providencia. La fiebre por los metales atrajo a personas de todo el mundo, en particular a las compañías inglesas, dándole al pueblo un carácter cosmopolita. Sus construcciones reflejan todos los estilos europeos de esa época, como el Teatro Juárez y el Palacio Municipal que brillan por su exquisita decoración y estilos art nouveau y neoclásico; su pintoresca estación de trenes, inaugurada en 1889; y el Museo de la Minería, que preserva la maquinaria y la memoria fotográfica de este pueblo en su época de esplendor.
Gastronomía de El Oro
La gastronomía típica está representada por el mole rojo o verde con carne de guajolote o de pollo, la barbacoa, las carnitas y el arroz con verduras. Las bebidas autóctonas por excelencia son el pulque, el sende choo (pulque de maíz), y el agua de sambumbia (cáscara de piña fermentada); pero la tradicional es la chiva, preparada con hierbas en infusión de alcohol. En los postres, no dejes de probar las delicias de los dulces de leche y los rollos de guayaba, y sobre todo, la cola de macho, dulce típico preparado con frutas secas y piloncillo.
La Festividad más característica de esta región es el Carnaval, que se celebra con un desfile de carros alegóricos, disfraces, charreadas, peleas de gallos, carreras de caballos, y otras manifestaciones populares.
Cómo llegar a El Oro
De Toluca se toma la autopista 55 y en Atlacomulco se da vuelta a la izquierda por la carretera estatal 5 con dirección a El Oro.
Ubicado en la serranía de Tlalpujahua, en los límites con el estado de Michoacán, es uno de los ejemplos de la riqueza arquitectónica de una villa que vivió épocas de bonanza gracias a sus minas de oro, plata y zinc. Es un destino para quien gusta de ambientes nostálgicos.
2 comments
EL ORO
Un sueño, El Oro,
de él me enamoro,
pasado de gloria,
leyenda e historia.
Lo quiero mirar,
verlo suspirar,
sentir todo alegre
su magia, su fiebre.
Filones de estrellas,
refulgentes, bellas,
Vía Láctea tesoro,
la luz de un meteoro.
Media luna llena,
preciosa, serena,
aro circundante,
brillo de diamante.
Voz del universo,
la paz y un verso,
su constelación,
mundana oración.
El astro se esconde,
que me diga en dónde,
no quiero perderlo,
ya no puedo verlo.
Preciosa mañana
sobre la montaña,
parajes cercanos,
aullidos lejanos.
Lindas las casonas,
amplias, juguetonas,
patios, jacarandas
con verdes bufandas.
Campana serena,
el alma no pena,
un llamado a misa,
la paz se eterniza.
Ensueño al viento,
cálido el aliento,
de seres humanos,
afines hermanos.
Arbol gigantesco
como te agradezco,
trinos de las aves,
grillos, cantos, claves.
Hermoso lucero,
milagro del cielo,
¡mi Dios, . . . he sentido
de, El Oro, el latido!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
El Oro, Estado de México, a 10 de octubre del 2009
Dedicado a mi ahijada, la Señorita Noemí Gaytán Orozco
Reg. INDAUTOR 03-2010-032412383400-14
Hola Gonzalo muchas gracias por compartir con todos nosotros tan hermoso poema, un abrazo.