Tras el fiasco mundialista el combinado mexicano se encuentra en plena reconstrucción, y afronta como reto más inmediato la Copa América del verano del año que viene, mientras que en el horizonte tiene la conformación de un equipo competitivo para el Mundial que organizará en 2026 junto a Canadá y Estados Unidos.
Después de la decepción que supuso el mundial de Qatar, en el que la tricolor fue eliminada en primera ronda, con una actuación que si bien no fue tan mala en cuanto a resultados (empató con Polonia, perdió con Argentina y consiguió una victoria insuficiente contra Arabia Saudí), sí que lo fue en lo que respecta a juego y sensaciones.
Pero en el fútbol para bien y para mal ‘hoy ya es ayer’, con lo que solo queda avanzar hacia delante con la mira puesta en la Copa América de 2024, que de nuevo contará con invitados de la Concacaf, y en el reto de armar un equipo competitivo para el campeonato del Mundo de 2026 que México coorganizará. En este sentido, mucho se ha especulado si la clasificación directa por el anfitrionazgo puede ser en realidad un regalo envenenado, ya que el no tener que competir en una fase de clasificación elimina del horizonte partidos importantes que sirven para afilar las garras competitivas de un plantel.
Victoria con polémica en la Copa de Oro
Cuando parecía que la conquista de la Copa de Oro podía servir de bálsamo para curar las heridas de Qatar, reconciliar a la selección con la afición y sentar las bases de un nuevo proyecto con tranquilidad, un polémico video en el que se reprochaban críticas pretéritas ha agriado de nuevo los ánimos de algunos aficionados, que afean ese ventajismo después de haber vencido por un solitario tanto de Santiago Giménez a Panamá, un resultado que seguro que tampoco rompió muchas apuestas online. De hecho, los panameños sí que estuvieron a punto de hacerlo, al poner en bastantes aprietos en los mexicanos en varias fases del partido…
Además, señalan los críticos que la resonancia de ese noveno título cabe ponerla muy en sordina, si se valora que Canadá y Estados Unidos acudieron con sus equipos B, y que todavía está muy fresco en la memoria el varapalo que le infringió el combinado norteamericano a los nuestros en la semifinal de la Nations League celebrada en junio, un choque que acabó con un abultado 3-0.
Con todo, nadie puede cuestionar a la Tri la gloria de haber logrado su noveno entorchado de la Concacaf, y de conseguirlo además en un estadio como el SoFi Stadium de Los Ángeles, repleto de compatriotas exultantes de alegría.
La proyección a futuro
Pero todo esto en lo positivo que haya podido tener, al igual que las decepciones recientes de Qatar y la Liga de Naciones, solo es ya pasado como apuntábamos antes, por lo que ahora solo queda mirar a lo venidero.
Así, una vez se resuelvan las incertidumbres en la dirección técnica, no parece que la selección vaya a quedar huérfana de estandartes si consideramos que tiene puntales como Santiago Giménez o el Chucky Lozano, jugadores que están rindiendo al más alto nivel en el fútbol europeo.
Además, también hay que valorar que en Liga MX hay actualmente una camada de jóvenes jugadores muy interesante, conformada por Omar Campos, Heriberto Jurado, Fidel Ambriz, Rodrigo Huescas, Santiago Muñoz, etc. Promesas que en ningún caso exceden los 20 años, por lo que pueden despuntar y llegar a tiempo para hacer algo grande con la selección en el Campeonato del Mundo de 2026.
La Copa América del verano de 2024 en el horizonte
La Copa América que se organizará en Estados Unidos en junio del año que viene supondrá el primer test importante de la nueva selección mexicana. El torneo, que vuelve a USA tras celebrarse también allí ocho años antes, contará tanto con el concurso del anfitrión como de la Tri como principales emblemas de los seis invitados de la Concacaf en el torneo que patrocina la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Con ello, la Conmebol ha querido engrandecer la competición, y darle una dimensión de auténtico torneo de las américas, algo que debería tener carta de naturaleza, ya que no tiene ningún sentido que, por ejemplo, Europa celebre un campeonato unificado, mientras que en el continente por cuestiones burocráticas de organización federativa no pueda haber un campeonato conjunto similar.
Además, con este torneo tan competitivo en el horizonte el combinado mexicano suple en parte el ‘problema’ de su clasificación directa como organizador de la cita de 2026, que priva de la posibilidad de ir forjando el músculo para la competición del equipo en duelos de alto voltaje.
Estamos seguros de que en cuanto se rebaje la animosidad actual en torno a la selección, aunque algunos tengan que ir antes a un buen balneario a relajarse, volverá la ilusión a poco que el plantel de muestras de su potencial.
Y quien sabe, igual se puede soñar con la buena actuación que tuvo México en el anterior mundial que organizó en 1986, e incluso con mejorar ese excelente desempeño.